Antecedentes para una singularidad tecnológica
Durante
los primeros años la
Inteligencia Artificial (IA) se ha fundamentado en el
desarrollo de programas que fuesen capaces de realizar actividades propias de
la mente humana, tales como demostrar teoremas, jugar a las damas, al ajedrez,
darle soluciones a problemas poco estructurados basados en la heurística o en
campos donde se requería de conocimientos, los sistemas expertos. Con el tiempo, se demostró, que esta vía para
lograr una inteligencia no humana, era demasiado lenta y no cumplía con las
expectativas –ya se había predicho el surgimiento de una inteligencia no humana a principio de la década de los 80;
por lo que, a finales de esa década y principio de los 90, muchos investigadores
comenzaron a desesperarse, y no fueron pocos los que abandonaron sus
laboratorios por líneas de trabajo más prometedoras.
Sentimiento
de fracaso que invadió tanto a la
IA débil como a la
IA fuerte. Para la débil cuyo objetivo era crear sistemas
informáticos que realizasen actividades que requerían de inteligencia tales
como los sistemas expertos, en los cuales se cifraron grandes esperanzas tanto
investigativas como comerciales, se esperaba que el mercado estuviera
abarrotado de sistemas expertos, incluso los metódicos japoneses, para no ser
menos, se lanzaron en su famoso proyecto de 5ta. Generación, que también quedó
como otro intento más. Por su parte la
IA fuerte, cuyo propósito es reproducir en la máquina la
extensa variedad, sutileza y profundidad de la inteligencia humana, no logró
cumplir con sus metas, de en menos de 20 años haber reproducido la mente
humana, y estaban atascados en modelos muy elementales de la inteligencia, como
el mundo de bloques y en sistemas cerrados que eran incapaces de mostrar
iniciativa o fallaban estrepitosamente ante cualquier problema que requiriera
de sentido común.
Entonces...
¿Qué está sucediendo ahora? Porque la
IA y sobre todo las maquinas inteligentes están ocupando las
mentes de muchos científicos y filósofos. ¿Cuál es el nuevo enfoque?
Si
partimos del hecho que las máquinas son cada vez más veloces, piensen en las
primeras computadoras que no alcanzaban los 10 Mega hertzios (Mhz) a las
actuales que ya sobrepasan los 3 Giga hertzios y no se vislumbra ningún límite para
que esta velocidad no siga aumentando. Estas máquinas superveloces, podrán
efectuar un billón de operaciones por segundos, por lo que –según Moravec–
estarán en condiciones de alcanzar el nivel de la inteligencia humana. Aun más,
teniendo en cuenta que el cerebro humano trabaja a una frecuencia de 100
hertzios o ciclos por segundo y que no se
vislumbra una cota que limite la velocidad de procesamiento de la
computadora basada en un hardware cada vez más sofisticado, con mayor capacidad
de memoria, varios procesadores centrales (la materia gris de la máquina),
mayor velocidad de acceso a los periféricos; parece posible, incluso, que la
máquina pueda superar al hombre.
Idea
que se sustenta sobre la ley de Moore que dice que la
capacidad de los microchips de un circuito integrado se duplicara cada dos
años, lo cual traerá un crecimiento exponencial de la potencia del hardware de
las computadoras y de mantenerse este crecimiento acelerado lo cual conducirá
inevitablemente a que las máquinas le den alcance y luego superen la capacidad
del cerebro para procesar la información y según un gráfico elaborado por Hans
Moravec la paridad entre el hardware y el cerebro se alcanzara alrededor del
2020 lo cual dará lugar a las máquinas superinteligentes
También se asume que con
respecto al software la máquina, también, ha mejorado mucho; en la IA débil ya las maquinas pueden
diagnosticar células sanguíneas, guiar misiles de crucero y, por fin, pueden
vencer a cualquier jugador de ajedrez. Con respecto al hardware se están
investigando tecnologías de circuito que serán un millón de veces más potente
que el cerebro humano, aunque para muchos el proyecto más interesante es el de
la ingeniería inversa del cerebro humano: escanear el cerebro desde su interior
gracias a billones de minúsculos escáner de alta resolución o nanobots que
pasarán a través de los capilares.
Los
defensores de las máquinas inteligentes van mucho más lejos y sugieren que las
propias máquinas construirán computadoras cada vez más inteligentes, ellos parten
de la base de un hardware cada vez más potente, aceptan que mientras más
capacidad de procesamiento tenga, será más "inteligente", y quién
niega que una máquina inteligente no sea capaz de aumentar las capacidades de
las próximas generaciones construyendo máquinas cada vez mejores y así
infinitamente, sin que el hombre participe en este proceso. ¿No sería esto el
fin de la humanidad?
Hasta hoy
se pensaba que la evolución de los seres humanos continuaría siendo un largo
proceso evolutivo, que a través de mutaciones nos llevaría a individuos mejores
–o peores–. Para otros, este proceso se había detenido y los humanos
continuarían siendo los mismos por los siglos de los siglos. Lo interesante es
que la discusión no termina ahí, nuevas ideas están surgiendo alrededor del
futuro de la humanidad, una de estas teorías es la sustitución del hombre por
alguna entidad superinteligente; medio máquina, medio humana, capaz de
continuar con el ritmo acelerado de desarrollo industrial, para el cual esa
"cosa" llamada humano ha quedado obsoleta. Estas ideas no resultarían
tan interesantes de no ser por el hecho de que sus defensores afirman que
estamos en la antesala de una nueva era poshumana.
Muchos de
estos autores ven a las máquinas como inteligencias fragmentadas, que pueden
estar conectadas a una red como sistema cooperativo, y que esta conexión las
lleve a una forma de organización altamente eficiente, que le permita un
"despertar" como una gran inteligencia (sistemas emergentes). Parten
del concepto, que en la formación del mundo, como
sistema evolutivo, ha tenido gran influencia la noción de
"emergencia", esto es que la integración de elementos que están en un
nivel inferior producirá la transformación a un nivel superior, que poseerá
nuevas propiedades. El concepto de emergencia plantea cierta indeterminación en
el papel de las ciencias relacionadas con el hombre como las psicológicas,
sociales y cognoscitivas. En nuestros días se ha puesto nuevamente de moda el
concepto de inteligencia "emergente" donde las máquinas producto de
su velocidad de procesamiento llegaran a ser capaces de manipular tal cantidad
de información con lo cual alcanzarán un
nivel creciente de "conocimientos" hasta llegar a despertar como una
entidad inteligente.
Conclusión
que extraen de la comparación de la evolución de las máquinas con la de los
animales: ya que los humanos fueron el producto de una larga evolución desde
los organismos unicelulares pasando por los mamíferos hasta llegar al homo
sapiens. ¿A partir de qué momento surgió la inteligencia? ¿Por qué no aceptar
que las máquinas también son organismos en evolución que puedan llegar a
"pensar"? Si aceptamos a la conciencia como la forma de la materia
altamente organizada, ¿quién puede negar que las máquinas sean una nueva forma
de la materia altamente organizada y que en su proceso evolutivo alcancen
niveles de inteligencia incluso superiores a los del hombre?
Mientras
los filósofos y sociólogos parecen haber llegado a un callejón sin salida y
hablan del fin del romanticismo social y de la muerte de las verdades
absolutas. Los nuevos cibernéticos proponen una nueva "ideología" que
vendrá a salvar al mundo: la ideología de las máquinas como herederas del
hombre o de la convergencia entre humanos y computadoras, donde se plante la fusión
entre el árbol evolutivo de los seres vivos y el de las máquinas.
Fuente: Inteligencia artificial, el futuro del hombre.
Fuente: Inteligencia artificial, el futuro del hombre.
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