lunes, 4 de noviembre de 2013

El fin de la historia del hombre

Luego de la caída del campo socialista, parecía que ya no habrían mas confrontaciones y que la ideología socialista como alternativa al capitalismo había fracasado, lo cual llevo a uno de los ideólogos más importantes del neoliberalismo a anunciar el fin de la historia, todos saben que me refiero al japonés Francis Fukuyama.

Fukuyama, cae en el optimismo de asumir que la ideología occidental se impuesto al mundo (por lo que se acepta su superioridad sobre las otras, incluyendo a la sabiduría oriental, incomprendida por la mayoría de los occidentales). Y opina que el resto de las alternativas ideológicas se han agotado y considera que el triunfo del liberalismo es inevitable tanto en el plano de la consciencia como en el material. Lo que quiere decir que no existirán mas ideologías, al menos no tendrán fuerza para oponerse a la ideología del mercado por lo que al quedarse la humanidad sin ideologías alternativas, estaremos, entonces, ante el fin de la historia, donde una sola ideología, la neoliberal, predominará por los siglos de los siglos.

Siguiendo a Hegel, Fukuyama, cree que el fin de la historia se produce en un momento absoluto, cuando triunfaba la forma definitiva, racional de la sociedad y del Estado. Estamos hablando de una ideología única o de un mundo único (Los defensores de la poshumanidad también hablan de alcanzar un único mundo).
Para Hegel la consciencia en la causa que mueve a los acontecimientos entendidos como ideologías, las cuales no se limitan solo a la política sino también a la religión, la cultura y el conjunto de valores molares subyacentes a cualquier sociedad. En cambio Marx, relego toda la esfera de la consciencia (religión, arte, cultura, filosofía) a una superestructura que estaba determinada por el modo de producción prevaleciente (ver concepto de superestructura).

Por otra parte, Marx afirmaba que en la sociedad liberal existía una contradicción fundamental que no podía resolverse dentro de su contexto, la que había entre el capital y el trabajo. Cuando en realidad las contradicciones nacen, no del contexto social, que es donde se reflejan, sino dentro de la consciencia o mentalidad que se ha ido conformando y de la que nace la ideología y el accionar en el mundo.

Siguiendo las ideas de Fukuyama las ideologías han pasado por las siguientes fases.
• Tribales
• Esclavistas
• Teocráticas
• Democráticas (capitalistas).

Y las alternativas que han surgido a la ideología del neoliberalismo son:
• Fascismo
• Comunismo
• Nacionalismo (Nacional socialista)
• Estado teocrático (Islam)

Fukuyama considera que las dos primeras ya han fracasado. Y que las religiones solo funcionan a nivel individual con excepción de la musulmana.

Para Fukuyama una vez desaparecidos los grandes desafíos del fascismo y el comunismo como ideologías alternativas, el camino estaba libre para la ideología neoliberal. Y se preguntaba ¿si podían existir otras contradicciones en las sociedades liberales que no pudieran resolverse? O sea. ¿Existen otras contradicciones más allá de las de clases que no puedan resolverse? Fukuyama plantea dos: la religión y el nacionalismo.

Aunque acepta que existe un renacimiento de las religiones cristiana, judía y musulmana, debido al vacío espiritual que produce en nodo de vida consumista, afirma que no se necesita de la perspectiva de la religión. Después de la revolución científico-técnica y con ella, la aceptación de la razón instrumental; todos los pensadores, que se consideran “serios”, tienden a ignorar la dimensión espiritual en el ser humano, un error que también cometió el marxismo; lo cual no sucede con las nuevas tendencias socialistas en América Latina cuya matiz religioso es evidente.

Fukuyama, no puede escapar a su contexto social y como representante de la ideología dominante afirma que la mayoría de los países del tercer mundo (los del sur) seguirán atrapados en la historia y será motivo de conflictos por muchos años. De ahí que os que los ignore y se concentre en los países desarrollados del norte. En su pensamiento está arraigada la idea que las civilizaciones superiores deben dominar a las civilizaciones inferiores, para acabar con la barbarie.

Fukuyama, ve el fin de la historia como algo repetitivo y monótono donde una de las preocupaciones seria el medio ambiente (no ve las consecuencias reales del deterioro del planeta). Lo que quiere decir que llegaremos a un futuro sin contradicciones ni luchas de clase, ni problemas ecológicos y que las tecnologías estarán en función del libre mercado y del crecimiento económico el cual parecería ser infinito y las desigualdades sociales dejarán de ser un problema (al menos en el sentido político) ya que la pobreza se irá reduciendo mientras la riqueza seguiría aumentando. Ni que decir de los países del sur (tercer mundo) los cuales prácticamente no son parte de esta historia. Por suerte hoy son los países del tercer mundo los que están haciendo la historia.

La historia reciente ha demostrado todo lo contrario y muchos de esos países del sur hoy forman parte de las nuevas naciones emergentes, sino piensen en las BRICS.

Sin embargo, diez años después Fukuyama reconoció su error al querer predecir el fin de la historia basándose solamente en la evolución progresiva de las instituciones políticas y en la economía sin tener en cuenta el progreso tecnológico. Y dijo, entonces: la historia no puede terminar, puesto que las ciencias naturales (se refiere a la biotecnología) actuales no tienen fin, y estamos a punto de alcanzar nuevos logros científicos que, en esencia, abolirán a la humanidad como tal (existe una transición del fin de la historia al fin de la humanidad).

Por lo que acepta que el principal defecto del fin de la historia es no reconocer que la ciencia puede no tener fin (el progreso tecnológico es cada vez mas autónomo y acelerado) y su preocupación se centra fundamentalmente en el desarrollo de la biotecnología y su posibilidad de cambiar los límites de la naturaleza humana.

A Fukuyama le preocupa el poder de la biotecnología (ignora el resto de las llamadas tecnologías convergentes, NBIC) y su intervención en la naturaleza humana, a lo que dice: la biotecnología podrá lograr lo que las radicales del pasado, con sus técnicas increíblemente crudas, eran incapaces de conseguir: generar un nuevo tipo de ser humano. Y cree que no será fácil separa las tecnologías de uso terapéuticos de las de mejora.

En uno de sus artículos considera al transhumanismo como la idea más peligrosa del mundo y arremete contra él cuando dice: la falta de respeto que enfrentamos, la insatisfacción con nuestra situación actual, que ha sido el sustento de la Historia como tal, de repente desaparecen, no como resultado de la democracia liberal, sino porque súbitamente hemos descubierto como alterar esa pequeña parte de la química cerebral que era desde un primer momento la fuente del problema.

Yo pienso que fueron varios los errores presentes en el fin de la historia:
• Negar la condición espiritual humana y la necesidad de un cambio de mentalidad.
• No tener en cuenta el progreso tecnológico (el único que el acepta actualmente pero refiriéndose a la biotecnología)
• Negar el poder renovador del socialismo y su adaptación a los nuevos tiempos.
• Prácticamente excluir a los países del sur de la historia
• Ignorar no solo lo injusto del modelo capitalista sino también la pérdida de valores espirituales y el afán de llenar ese vacío por medio un consumismo creciente y desmedido
• Subestimar las consecuencias del deterior del planeta y la crisis ambiental en la que estamos abocados.

Una vez aceptado, como su único error, el no haber considerado el progreso tecnológico (muy común en el pensamiento convencional vigente) Fukuyama acepta como inevitable el paso a un futuro poshumano y dice: el carácter abierta de las actuales ciencias naturales indica que la biotecnología nos aportara en las dos generaciones próximas las herramientas que nos van a permitir alcanzar lo que no consiguieron los ingenieros sociales del pasado. En ese punto habremos concluido definitivamente la historia humana porque habremos abolido los seres humanos como tales. Y entonces comenzara una nueva historia poshumana.

Al final, Fukuyama pasó del optimismo capitalista a compartir el pesimismo ecologista de que nos encontramos ante el final de la especie humana, solo que la mayoría de los ecologista siguen sin tener en cuenta la dimensión tecnológica y las consecuencias que esta tendrá, mientras que Fukuyama, como ideólogo del neoliberalismo, ha visto las contradicciones propias que están surgiendo y que la única opción viable en el contexto actual (y dada la mentalidad y la cosmovisión impuesta por el capitalismo) es un futuro poshumano, y con ello el fin de la historia de la humanidad, tal como la conocemos hoy.

Pueden ver un enfoque sobre el transhumanismo en mi libro: “Inteligencia artificial, el futuro el hombre”.

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