La
discusión sobre el postulado tecnológico nos lleva a uno de los
problemas centrales de la bioética moderna, que radica en las
consecuencias de la aplicación de la tecnología sobre el ser humano. Y
nos obliga a retomar la pregunta formulada por Potter: ¿Cuándo no
aplicar toda la tecnología disponible? Incluso podemos aceptar el
postulado tecnológico y no estar de acuerdo con aplicar toda la
tecnología disponible sobre el ser humano. Por lo que, la aceptación del
postulado tecnológico, en muchas de sus proyecciones futuras, no
necesariamente nos lleva a compartir la visión transhumanistas sobre el
futuro humano.
El uso de las tecnologías para el mejoramiento humano, nos conduce al siguiente dilema: conservar la naturaleza humana vs transformar la naturaleza humana
- Preservar los atributos individuales que definen al ser humano y respetar la vida teniendo en cuenta las consecuencias globales. Conservar al individuo como especie y su evolución natural (posición bioconservadora)
- Potenciar los atributos individuales por medio de las tecnologías y manipular la vida con el fin de mejorarla. Transformar al individuo como especie y alcanzar una nueva forma de evolución artificial (posición transhumanista).
Aunque
la puesta en práctica del ideario transhumanista puede parecer lejana,
no se puede ignorar el activismo que están llevando a cabo los
transhumanistas, como movimiento en constante crecimiento que lleva a
cabo acciones que persiguen la transformación del individuo. Imponen una
nueva ideología individual que obliga a tomar partido desde hoy en el
asunto. Si tenemos en cuenta que muchos
de los métodos y premisas transhumanistas están presentes ya en nuestra
vida cotidiana. El materialismo neurobiologista, la búsqueda del cuerpo
perfecto a través de la cirugía plástica, la eugenesia liberal a través
de la selección embrionaria, del diagnóstico prenatal y del aborto
eugenésico, son manifestaciones claras de cómo esta ideología se va
haciendo cada vez más presente en la vida diaria. Se hace necesario
tomar partido desde el presente en las discusiones sobre el futuro
humano.
Podemos
estar ajenos al problema pero es innegable que se está gestando un
enfrentamiento (algunos lo nombran bio-político) entre las diferentes
alas del transhumanismo (más radicales y menos radicales) y las
diferentes posiciones del bioconservadurismo (también, más o menos
radicales).
En
el sitio Web del Instituto para la Ética y las Tecnologías Emergentes
(IEET, en ingles), James Hughes, realiza una comparación entre las
posiciones transhumanistas y bioconservadores, desde su enfoque
transhumanista, al que llama enfrentamiento bio-político,
el cual se reduce al enfrentamiento entre transhumanistas liberales y
democráticos de una parte, y de la otra los biconservadores y los
bioluditas; aquí introducimos dos nuevos contendientes: los
transhumanistas singularistas y los bioconservadores progresistas.
Transhumanos singularistas – Bioconservadores luditas
Transhumanos liberales – Bioconservadores sociales
Transhumanos democráticos – Bioconservadores progresistas
Para
su mejor comprensión y partiendo de la idea del bioeticista Van R.
Potter de agrupar los dilemas por especialidades y clasificarlos como
éticas aplicadas, las cuales incluyen: ética médica, ética medio
ambiental, ética agrícola, ética social, ética capitalista y ética
religiosa aquí le llamaremos problemas.
Enfoque de las éticas potterianas como problemas.
Ética médica – Problema bio-médico
Ética medio ambiental y agrícola – Problema eco-sostenible
Ética social y capitalista – Problema socio-económico
Ética religiosa – Problema psico-religioso
Y agrego un último problema – Problema tecno-científico
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